"Creo que el cine ejerce cierto poder hipnótico en el espectador. No hay más que mirar a la gente cuando sale a la calle, después de ver una película: callados, cabizbajos, ausentes. El público de teatro, de toros o de deporte, muestra mucha más energía y animación. La hipnósis cinematográfica, ligera e imperceptible, se debe sin dudar, en primer lugar, a la oscuridad de la sala, pero también al cambio de planos y de luz y a los movimientos de la cámara, que debilitan els entido crítico del espectador y ejercén sobre él una especie de fascinación y hasta violación"
(Mi último suspiro, Luis Buñuel)
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