domingo, noviembre 15, 2009

LOS ORÍGENES DEL SIGLO XXI

Si el mundo relativista del Renacimiento, lleno de razones y puntos de vista diferentes que tan bien nos enseña a respetar Michel de Montaigne, culmina en Descartes y su necesidad de encontrar un modo de pensar (método) que nos lleve a una verdad única e incontrovertible, que evite el relativismo y los conflictos que asolaban la Europa barroca; el mundo moderno que inaugura Descartes, basado en al confianza absoluta en los poderes de la razón, tiene su culminación en el siglo XX terminado hace nueve años.

La modernidad de la industrialización, del mercado, de los derechos del hombre y de la democracia culmina en una centuria en la que, paradojicamente, el sueño de la razón genera dos modos diferentes y casi antagónicos de concebir el mundo y las cosas, mundos que en su enfrentamiento generaron sus propios monstruos (fascismo y comunismo) totalitarios y brutales, expertos en aplicar los métodos industriales de producción a la nada innovadora tarea de exterminar a las personas.

Buena parte del siglo XX, por no decir toda, es la historia de ese enfrentamiento que Descartes quiso evitar, y que -por características de la propia naturaleza humana- resulta quizá inevitable.

"Los orígenes del siglo XXI" no es otra cosa que un repaso rápido y ajustado de la historia del pasado siglo, con especial énfasis en lo económico y social.

Y a este nivel divulgativo el libro funciona. Se lee rápido y bien, pese a su extensión en número de páginas, y el lector, al terminarlo, lo hace con una idea clara del estado de las cosas durante el pasado siglo... o por lo menos éso es lo que me ha sucedido a mi. Por lo que, me parece, es una lectura bastante recomendable para tener una visión clara y relativamente rápida de lo acontecido en los últimos cien años de la humanidad.

El libro resulta más una crónica divulgativa que el ensayo que pretende ser y que pone de manifiesto en su subtítulo: "Un ensayo de historia social y económica contemporánea".

El espacio dedicado al ensayo son las últimas páginas y en ellas Tortella plantea, como consecuencia de todo lo relatado, un panorama nada optimista para el siglo XXI centrado en el control del crecimiento y la siniestra paradoja que ese crecimiento plantea a la humanidad: Extender ese crecimiento tendrá consecuencias negativas en lo que respecta a la sostenibilidad medioambiental, pero no extenderlo supondrá mantener a miles de millones de personas en la pobreza, una pobreza que pone en entredicho la naturaleza humana de la humanidad.

Para Gabriel Tortella, economista e historiador, el siglo XXI nace enfrentado a una disyuntiva que parece irresoluble y cuya imposible solución nos aguarda en el inagotable despliegue de nuestro esfuerzo como especie en los años venideros.

Lo único cierto es que aún no hemos despejado las incógnitas de la ecuación del crecimiento armónico y sostenido.

Y estoy de acuerdo con Tortella en que ese puede ser el principal reto del ser humano en el presente siglo del que ya hemos descontado casi diez años... además de los obvios, los de siempre y viene con nuestro peculiar carácter.

Interesante.


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