Destruir el diván y dos perlas encontradas entre sus pedazos:
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"Lo que fascina siempre a los sectarios es tener a su alcance una solución multiusos, que exime de ser inteligente, que no cuenta con la razón crítica, que exonera a la persona de todo uso racional de su pensamiento. Agreguemos que esta “religión” reúne a sujetos frágiles que gozan con la servidumbre y que disfrutan escuchando a un maestro depositario de la verdad universal y descubridor de certezas admirables. El gurú les da seguridad porque propone una sola llave que permite abrir todas las cerraduras: el complejo de Edipo. Esto le permite al sectario hacer caso omiso de sus angustias, de su soledad, de su miedo. En rebaño se siente mejor, fuerte, gracias a la debilidad de los que comparten establo con él. Una vez se vuelven locos, estos bovinos se metamorfosean en animales de horda, de banda, de jauría."
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"Nuestra época es más histérica, más mediática, por lo tanto más superficial también. El desarrollo de internet permite internacionalizar al instante las declaraciones del primer cretino que aparece. Los periodistas han perdido toda deontología al mismo tiempo que todo talento: hoy en día el periodismo es una profesión –al menos el periodismo de ideas– saturada de estúpidos sin obra que dictan la ley desde lo alto de su indigencia, la cual llega a cimas inimaginables. Aquellos que no han creado nada destruyen lo que existe creyendo que la nada hecha por ellos alrededor de su propia persona vale como una prueba de su genio."
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