sábado, enero 14, 2012

PINA


A la luz de sus últimas películas de ficción parecía que Wim Wenders no tenía mucho más que decir. Todas ellas estaban impregnadas de un cierto aroma a inercia, a continuidad inevitable de un movimiento que había sido iniciado a finales de la década de los sesentas del siglo pasado.

Y seguramente el propio Wenders fue el primero en comprender que su cine se había convertido en aquello que el propio director alemán critica: imágenes pesadas cuyo única chispa vital es la alargada sombra de otras imágenes de las que éstas son meros recuerdos, repeticiones o sucedáneos.

"Don't come knocking" data de 2005 y fue su última obra de ficción. A partir de entonces, Wenders ha concentrado todo su esfuerzo creativo en la realización de cortos y documentales, aspecto que el director alemán jamás abandonó, pero ahora estos modos de expresión cinematográfica parecen requerir el cien por cien de su atención.

"Pina" es su último trabajo.

En su origen está la amistad entre Wenders y la bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch, pero también la inquietud que Bausch tenía acerca de la permanencia de un trabajo que parece efímero por definición. La interpretación del bailarín sucede en el momento, como una lectura y nada queda de ella, salvo el texto de la escritura coreográfica en que se basó.

De algún modo Bausch quería que su obra fuera grabada y recordada como lo fueron otros talentos como los músicos de jazz o los actores de teatro.

Bausch quería que esos instantes mágicos permanecieran y por eso lió a Wenders en un proyecto que data de hace más de veinte años y del que curiosamente Bausch se bajó en 2009, muriendo de forma repentina, dos días antes de que el rodaje comenzase.

Y fueron los propios bailarines, los colaboradores e instrumentos para la expresión de su talento creativo, quienes se empeñaron en que el documental se llevase a cabo.

Y ésto es sin duda lo mejor del documental... Pina es expresada, contada, a través de los cuerpos y las voces de todos esos bailarines, quienes uno detrás de otro van contando sus recuerdos y bailando una coreografía seleccionada por ellos mismos.

La mujer se convierte en una historia, en una narración que los bailarines cuentan y se cuentan.

"Pina" nos dice que un ser humano puede aspirar es a convertirse él mismo en un relato que otros seres humanos relatan para dar y darse sentido.



Recientemente había revisado "El estado de las cosas", una de las mejores películas de Wenders, de su edad de oro de la ficción cinematográfica, y este punto, el de las necesidad de historias. es el aspecto esencial sobre el que se construye un relato de individuos a la búsqueda de retomar una historia que se ha interrumpido de manera abrupta.

Todos necesitan una historia, un relato que de sentido a su existencia y con "Pina" Wenders parece retomar ese viejo discurso para ajustarlo aun más en el sentido de que las personas también puede ser una historia, una fuente de sentido.

Por eso el retrato de Pina Bausch se construye no desde el relato subjetivo y coherente incialmente de un narrador, sino de una forma fragmentaria, desde el distinto punto de vista de cada bailarín buscando un resultado final, un sentido que permanece pero que en un principio cada vez más lejano también fue una manera de estar en el mundo.

Extraordinaria.

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