EL TREN DE LA VIDA
Siempre hay una primera vez para todo... dicen... en este caso, "El tren de la vida" es mi primera película rumana... y tan contento que estoy porque esta historia dirigida y escrita en 1998 por Radu Mihaileanu entra dentro de las que llamo películas con encanto.
Sin ser absoluto una película redonda, "El tren de la vida" se las arregla para mantener mi atención como espectador con su sorprendente propuesta, un tanto arriesgada, que busca combinar holocausto con un cierto realismo mágico.
Azuzados por el loco del pueblo, los judíos de una aldea rumana deciden escapar de la amenaza nazi hacia la soñada palestina en un tren de deportación falso que ellos se encargarán de construir y llenar. Sobre este planteamiento un tanto descabellado, Mihaileanu construye una historia coral que cuenta como inequívoco referente al cine del director serbio Emir Kusturica.
La película pisa en algunos momentos la línea que separa lo sublime de lo ridículo llevando a pensar al espectador generoso, y seducido por el extraño encanto de la historia, que esa acumulación de aspectos imposibles que parecen llevar la película del realismo mágico al más chapucero exploit tienen una razón de ser. Y en este sentido la película se explica a sí misma en un sorprendente final que cambia la perspectiva del espectador sobre todo lo que ha visto añadiendo una sobrecogedora dimensión poética que a estas alturas de tanta sorpresa fracasada resulta verdaderamente sorprendente.
En cualquier caso, y lindando algunas veces con lo ridículo y otras con lo directamente pueril, "El tren de la vida" es una historia más que estimable sobre esa necesidad de belleza que anida incluso en el mas loco de los seres humanos, una entrañable historia protagonizada por fantasmas y, como es la vida en terminos shakesperianos, contada por un loco.
Maravillosa... con algunos reparos que el que escribe, aún siendo consciente de ellos, se los perdonan por ser finalmente tan encantadora.
Siempre hay una primera vez para todo... dicen... en este caso, "El tren de la vida" es mi primera película rumana... y tan contento que estoy porque esta historia dirigida y escrita en 1998 por Radu Mihaileanu entra dentro de las que llamo películas con encanto.
Sin ser absoluto una película redonda, "El tren de la vida" se las arregla para mantener mi atención como espectador con su sorprendente propuesta, un tanto arriesgada, que busca combinar holocausto con un cierto realismo mágico.
Azuzados por el loco del pueblo, los judíos de una aldea rumana deciden escapar de la amenaza nazi hacia la soñada palestina en un tren de deportación falso que ellos se encargarán de construir y llenar. Sobre este planteamiento un tanto descabellado, Mihaileanu construye una historia coral que cuenta como inequívoco referente al cine del director serbio Emir Kusturica.
La película pisa en algunos momentos la línea que separa lo sublime de lo ridículo llevando a pensar al espectador generoso, y seducido por el extraño encanto de la historia, que esa acumulación de aspectos imposibles que parecen llevar la película del realismo mágico al más chapucero exploit tienen una razón de ser. Y en este sentido la película se explica a sí misma en un sorprendente final que cambia la perspectiva del espectador sobre todo lo que ha visto añadiendo una sobrecogedora dimensión poética que a estas alturas de tanta sorpresa fracasada resulta verdaderamente sorprendente.
En cualquier caso, y lindando algunas veces con lo ridículo y otras con lo directamente pueril, "El tren de la vida" es una historia más que estimable sobre esa necesidad de belleza que anida incluso en el mas loco de los seres humanos, una entrañable historia protagonizada por fantasmas y, como es la vida en terminos shakesperianos, contada por un loco.
Maravillosa... con algunos reparos que el que escribe, aún siendo consciente de ellos, se los perdonan por ser finalmente tan encantadora.
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