domingo, noviembre 24, 2013

Crossing over

Sobre el papel todo tiene buena pinta.

"Crossing Over" es una historia coral que, con la ciudad de Los Angeles como escenario, nos cuenta el drama de la inmigración ilegal, un drama que fundamentalmente tiene que ver con la incapacidad del sueño americano para soñarles.

La historia pone sobre la mesa buenos mimbres, despliega personajes con posibilidades en los lugares más estratégicos, les inserta en tramas con fundamento y posibilidades, pero lamentablemente los autores de la historia no terminan de saber combinarlos de una manera que esté a la altura de los propósitos iniciales.

Porque "Crossing Over" es una especie de Frankenstein narrativo construido con lugares comunes, con partes de otras historias, un constante "deja vu" que se mueve dentro de la obviedad y que insufla a la película un molesto aire de superficialidad que a veces resulta irritante.

En definitiva, y aunque en su final la película muestra algún momento emotivo, "Crossing Over" obtiene justo un efecto contrario al que persigue convirtiéndose en un sumario documental sobre la importancia de "ser legalmente americano" construido sobre una siniestra banalización de la desgracia de quienes naufragan en los acantilados del sueño americano.

Y cuando hablo de superficialidad y banalidad me refiero al evidente poco esfuerzo que los guionistas se han tomado en entender lo que son y representan ciertos personajes, resolviendo sus andanzas y motivaciones con planteamientos sumarios y manidos de películas para televisión.

"Crossing Over" pretende moverse en los grises del cuestionamiento pero sin abandonar el maniqueo colorido del producto cinematográfico que pretende contentar atodos y mostrar un contenido edificante.. y eso es un imposible: sobre una historia que podría interesar a John Sayles no puede correr un simple melodrama, es decir, una historia que busca lo emocional pero desconectándolo de las raíces politicas y sociales que causan esa carga emocional que la película convertida en producto intenta explotar como puede en pos de un beneficio comercial.

El resultado es un pesado olor a artificio y mentira que impregna toda la película convirtiendo su experiencia de producto convencional en una molestia por la trascendente inanidad con la que pretende contarnos un tema tan serio.

En definitiva, "Crossing Over" es un producto perverso, desplegado además con no demasiado talento.

Los asuntos que plantea merecen un poco más de sinceridad, compromiso e inteligencia en la forma y en el fondo por parte de sus autores y pareciera como si este sistema canibal de mercado quisiera también devorar la tragedia de sus victimas codificándolas simbólicamente en siniestros productos como éste.

Inquietante.


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