sábado, mayo 03, 2014

Los raíles del crimen

Los comienzos cinematográficos de Constantin Costa Gavras son más que interesantes.

Antes de decantarse claramente por el cine político con su magnífica "Z", el griego de orígen y francés de adopción firmó dos películas que merecen muy mucho la pena.

"Sobra un hombre", filmada en 1967 y centrada en la Resistencia contra la ocupación alemana, con una intriga de espías y traidores de por medio, y esta "Los raíles del crimen", que en 1965 fue su primera película.

Basada en una novela homónima, "Los raíles del crimen" es una historia a medio camino entre el misterio y lo policial que se centra en los seis pasajeros que ocupan el mismo compartimento en un tren nocturno a Paris. A la llegada a su destino, uno de ellos aparece asesinado.

Las pesquisas policiales comenzaran dirigidas por un magnífico Ives Montand, pero se verán complicadas con la progresiva eliminación del resto de ocupantes del compartimento.

En torno a esta trama, Gavras construye una historia multifacética, llena de personajes interesantes y de un costumbrismo que busca ceñir la historia a un cierto realismo que, a su vez, pretende emparentar la historia con la profundidad sociológica y psicológica del cine negro.

Así, y antes de mostrar su compromiso político, Gavras ya muestra en esta su opera prima su compromiso con mostrar algo que el espectador pueda sentir como realidad dentro de la ficción.

El corazón de "Los raíles del crimen" es una historia de misterio que se despliega a través de sus giros y sorpresas argumentales como un preciso mecanismo de ficción, pero además la historia respira una verdad especial anclada en los personajes que la protagonizan; personajes que no sólo son una pieza dentro del tablero de la ficción cuyo destino está sometido a los rigores casi matemáticos de ésta sino que cuentan también con la profundidad de una circunstancia personal que Gavras les permite desarrollar en pequeñas líneas narrativas bien engarzadas con el tronco principal de lo que se nos cuenta.

Todos hablan.

Tienen sus cinco minutos para expresarse antes de que el inevitable destino que la historia tiene reservado para ellos se consume.

Todo tiene una causa, una razón y Gavras apunta condiciones para querer mostrarla ya en su primera película.

Brillante.




No hay comentarios:

Publicar un comentario