En el negocio del espectáculo una de las cosas más difíciles es producir algo que esté a la altura de las expectativas.
Más mérito aún si en ese logro está de por medio una de las franquicias cinematográficas que más dinero han movido de toda la historia del cine.
No es en absoluto tarea fácil estar a la altura de lo que se espera cuando el éxito y los grandes presupuestos están de por medio, pero J.J, Abrams lo ha conseguido con esta nueva entrega de la saga galáctica que comenzara George Lucas allá por 1978, hace casi ya 40 años.
Como mínimo esta "El despertar de la fuerza" está muy por encima de la segunda trilogía que Lucas firmara entre 1999 y 2005, espectáculos sinfónicos que basaban su poder en la acumulación de personajes, situaciones y efectos especiales
Está claro que Abrams tuvo claro lo que no hacer... y también lo que hacer porque "El despertar de la fuerza" regresa a los orígenes.
No permite que la espectacularidad operística de la galaxia en acción sepulte la relación y la tensión entre los personajes.
Nada de gran política, de grandes intereses, del imperio, de la lucha entre el bien y el mal materializada de manera naif en el conflicto entre luz y oscuridad.
Abrams regresa a los orígenes para encontrar a unos personajes inmersos dentro de una mecánica que viene desde su pasado para configurar su presente y situarlos en en lugar preciso y en el momento adecuado para vivir la aventura de buscar y buscarse.
Lucas cometio el error de dar protagonismo al grandilocuente contexto de una galaxia que se debate entre republica e imperio.
Abrams prefiere cerrar el foco sobre unos personajes que existen dentro de esa lucha, sobre sus necesidades y problemáticas... y además se las arregla para contarlos muy bien, insertando diálogos y acción de manera perfecta.
Sin duda alguna, la presencia de un space cowboy como Lawrence Kasdan en el guión tiene que haber sido decisiva para dar a esta "El despertar de la fuerza" el auténtico toque del original que sin duda es su principal atractivo.
Aunque parezca contradictorio, la principal virtud de esta nueva entrega es la humildad a la hora de entenderse.
Muy, muy inteligente.
Y en este sentido, hasta estructuralmente la historia en que se basa "El despertar de la fuerza" corre sobre los raíles narrativos de "La Guerra de las galaxias".
Bastantes de las secuencias de esta recuerdan a secuencias de aquella en una especie de efecto guiño en el que se busca contar la misma historia de manera diferente pero para contarla igual.
Como si una historia estuviese dentro de la otra y se desplegase con la naturalidad de no parecer una copia, pero al mismo tiempo siéndolo.
No hay más que ver el cartel de la película.
La similitud convive armónicamente con al diferencia.
Muy, muy difícil.
Lawrence Kasdan es uno de los grandes guionistas de la historia del cine industrial y Abrams acaba de llegar, pero no le va a la zaga, como mínimo tiene el talento de rodearse de las personas adecuadas.
Absolutamente recomendable.
Más mérito aún si en ese logro está de por medio una de las franquicias cinematográficas que más dinero han movido de toda la historia del cine.
No es en absoluto tarea fácil estar a la altura de lo que se espera cuando el éxito y los grandes presupuestos están de por medio, pero J.J, Abrams lo ha conseguido con esta nueva entrega de la saga galáctica que comenzara George Lucas allá por 1978, hace casi ya 40 años.
Como mínimo esta "El despertar de la fuerza" está muy por encima de la segunda trilogía que Lucas firmara entre 1999 y 2005, espectáculos sinfónicos que basaban su poder en la acumulación de personajes, situaciones y efectos especiales
Está claro que Abrams tuvo claro lo que no hacer... y también lo que hacer porque "El despertar de la fuerza" regresa a los orígenes.
No permite que la espectacularidad operística de la galaxia en acción sepulte la relación y la tensión entre los personajes.
Nada de gran política, de grandes intereses, del imperio, de la lucha entre el bien y el mal materializada de manera naif en el conflicto entre luz y oscuridad.
Abrams regresa a los orígenes para encontrar a unos personajes inmersos dentro de una mecánica que viene desde su pasado para configurar su presente y situarlos en en lugar preciso y en el momento adecuado para vivir la aventura de buscar y buscarse.
Lucas cometio el error de dar protagonismo al grandilocuente contexto de una galaxia que se debate entre republica e imperio.
Abrams prefiere cerrar el foco sobre unos personajes que existen dentro de esa lucha, sobre sus necesidades y problemáticas... y además se las arregla para contarlos muy bien, insertando diálogos y acción de manera perfecta.
Sin duda alguna, la presencia de un space cowboy como Lawrence Kasdan en el guión tiene que haber sido decisiva para dar a esta "El despertar de la fuerza" el auténtico toque del original que sin duda es su principal atractivo.
Aunque parezca contradictorio, la principal virtud de esta nueva entrega es la humildad a la hora de entenderse.
Muy, muy inteligente.
Y en este sentido, hasta estructuralmente la historia en que se basa "El despertar de la fuerza" corre sobre los raíles narrativos de "La Guerra de las galaxias".
Bastantes de las secuencias de esta recuerdan a secuencias de aquella en una especie de efecto guiño en el que se busca contar la misma historia de manera diferente pero para contarla igual.
Como si una historia estuviese dentro de la otra y se desplegase con la naturalidad de no parecer una copia, pero al mismo tiempo siéndolo.
No hay más que ver el cartel de la película.
La similitud convive armónicamente con al diferencia.
Muy, muy difícil.
Lawrence Kasdan es uno de los grandes guionistas de la historia del cine industrial y Abrams acaba de llegar, pero no le va a la zaga, como mínimo tiene el talento de rodearse de las personas adecuadas.
Absolutamente recomendable.
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