"Y es locura esperar que el propio destino nos arme alguna vez contra él suficientemente. Hemos de combatirlo con nuestras propias armas.... Cada cual está bien o mal según se sienta él. No es feliz aquel del que lo creemos sino aquel que lo cree de sí mismo. Y sólo así se hace la creencia verdad y realidad. El destino no nos causa ni bien ni daño alguno; sólo nos ofrece la materia y la semilla que nuestra alma, causa y dueña única de su condición feliz o desventurada y más poderosa que él, modela y aplica como le place"
(Ensayos, Michel de Montaigne)
Quizás tenga razón y la felicidad no haya que buscarla fuera, sino en uno mismo.
ResponderEliminarMe alegro de que hayas vuelto a poner algo, me parece que tienes un blog fantástico.
Un saludo.
Se te echaba de menos,es verdad...;por muy àspero que te parezca el mundo no faltes a esta cita,por favor...
ResponderEliminarSaludos...
He estado liado.
ResponderEliminarDe vez en cuando, obligado por las circunstancias, tomo distancia y regreso.
Y, por supuesto, estoy convencido de que la felicidad es una pura cuestión de voluntad... de querer ser feliz, de proponerselo.
Si uno espera que le hagan feliz, mal lo tiene.
saludos
Los acontecimientos de nuestras vidas, lo que denominas el destino, marca nuestra existencia. Las circustancias que nos rodean nos hacen mas o menos felices ya que nos influyen.Nuestro carácter se va forjando y puede que las cosas y las circustancias lleguen a afectarnos lo mínimo.No vivimos en una urna,aislados como animales de laboratorio.No estoy de acuerdo.
ResponderEliminarSara... Esa es nuestra tragedia como seres humanos, una de las bases de la buena literatura (por ejemplo).
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