Yo también soy una ficción.
La realidad de mi vida es una espada blandida contra fusiles, una carga de caballería colina arriba, hacia los cañones. .. Y siempre lo ha sido.
Muy lejos, a diez mil kilómetros de este cuaderno en el que mi fracaso -a veces y no siempre- muestra la distancia que le separa de la locura que otros llaman realidad, está el llamado mundo real. El perpetuo escenario para el contínuo crimen de la supervivencia que los que nunca tienen suficiente perpetran contra aquellos que ya sólo esperan.
Mi fracaso los reconoce sobreviviendo sin culpa.
El otro nunca es nada, sólo un espacio para poseer, conquistar o utilizar y el infierno siempre son ellos.
Nunca tienen bastante.
Siempre pueden poseer más.
Voraces, jamás podrán llenar su vacío inmenso.
En la vida se han detenido al borde del camino a descansar.
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