Una de las cosas que más me gusta de correr es que, cuando terminas, no has llegado a ninguna parte.
Quizá -y sólo quizá- tu cuerpo se encuentra un poco más saneado, pero -y por lo demás-, el espacio y el tiempo en que te desenvuelves siguen siendo los mismos (aunque alrededor de cuarenta minutos más tarde).
Ninguna parte.... un lugar minusvalorado en estos tiempos de prisas, decadencia y sin sentido, pero sin duda un lugar tan interesante como cualquier otro para llegar.
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