Cada vez lo tengo más claro.
La cultura es un maldito espejo en el que Narciso se gusta, se abisma en el encanto de conocerse... Más que espejo, es un espejismo que nos seduce y, al mismo tiempo que espejo/espejismo, es espuma. La espuma que cubre con su hermosa efervescencia nuestra verdadera realidad animal.
No somos otra cosa que criaturas impulsadas por los mismos sentimientos primarios que mueven el comportamiento del resto de seres vivos: no ser herido, alimentarse, sobrevivir.
Lo único que nos diferencia es nuestra complejidad, la enrevesada forma en que nosotros -animales sociales- nos las arreglamos para conjurar los mismos peligros que inquietan al resto de criaturas vivientes.
Nada más nos diferencia.. Bueno, también nos hace distintos nuestra capacidad de vernos (y reconocernos) reflejados en el espejo (o de creer vernos o de imaginarnos tal y como quisiéramos ser... éso nadie lo sabe y muchos menos aquel que se refleja)
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