Necesito unas vacaciones...
A veces, me sorprendo preguntándome quién soy o de dónde vengo o hacia dónde voy.
Estoy cansado y olvido que:
- no hay respuestas,
- que -de haberlas- éstas no serían tan importantes como para perdurar,
- que cambiarían como yo cambio con el tiempo, conforme envejezco
- que el destino siempre es cruel con los que tienen planes y -especialmente- con los inflexibles,
- que lo importante es el camino -no la meta-
- y que la vida ya es un camino en sí (la madre de todos ellos, sus hijos).
Olvido muchas cosas y, especialmente, lo terrible que sería la vida si todos supieramos quiénes somos, de donde venimos y a donde vamos. Cambiaríamos entonces la incertidumbre por el aburrimiento o, lo que es peor, convertiríamos la vida en un larguísimo examen donde testaríamos nuestra capacidad de realizar al 100% esas potencialidades que tan bien conocemos...
No hay vuelta de hoja.
La incertidumbre está ahi. Es un a priori que rige nuestra experiencia.
Podremos hacer todos los planes que queramos, pero ella seguirá ahí, doliéndonos con su taimada fugacidad. Porque, y después de todo, nuestra naturaleza es un poco incierta, contingente, leve...
También olvido éso.
Necesito recordar, recordarme junto a la más eterna contingencia del mar.
Tumbarme bajo el sol y a la sombra del tiempo.
Reencontrar la sensación de caída en el infinito vacío que encierra cada segundo al pasar.
Necesito unas vacaciones de verdad.
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