jueves, febrero 10, 2005

Estoy cansado.
Es jueves y si creyera lo que me susurra mi cuerpo pensaría que es Viernes.

Todo sigue igual.
En lugar de trabajar media hora más, prefieren emplear cinco minutos en preparar planes para difuminar la propia responsabilidad.
Tienen una vida propia a la que se deben y que tienen que cuidar... Pero, cuando no tengan este trabajo, esa vida propia entre sus manos se desvanecerá.

Siempre ha sido al revés.

Quizá su vida y su futuro dependan de esa media hora de sacrificio y esfuerzo a la que renuncian tan fácilmente.
¡Quién sabe!

De todas formas, es mucho más fácil -y quizá más humano- pensar lo contrario.



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