jueves, julio 07, 2005

"SEVEN YEARS IN TIBET"

Improvisando una pequeña teoría sobre los libros de viajes... En mi opinión, debe construirse sobre dos conceptos: la mirada que está viendo y lo que esa mirada ve.
Los mejores libros de viajes son aquellos que combinan el atractivo de un punto de vista interesante con la fascinación de las culturas o espacios geográficos que ese punto de vista observa.
El libro de Harrer no se encuentra entre éstos.

El mayor atractivo de "Seven years in Tibet" es el propio Tibet. El descubrimiento del inaccesible secreto de un ya inexistente estado, un secreto que presenta luces y sombras como casi todo en la vida.
El brillo de la curiosa especificidad de su cultura y la oscuridad de su carácter feudal y atrasado aparecen con claridad a lo largo de las más de 300 páginas que componen el libro, leyéndolas uno se hace una idea clara de lo que fue ese país (el libro data de mediados del pasado siglo XX) olvidado y mítico.

(Me gusta también el hecho de que una escapada, la de Harrer y sus compañeros de un campo de concentración británico, se convierta en un largo viaje.
La imagen por si sola me parece atractiva.)

Echo de menos al autor, reflexiones y pensamientos suscitados por sus vivencias.
En este sentido, "Seven years in Tibet" no pasa la frontera que le separa de la auténtica literatura... Se queda en la mera descripción de espacios, situaciones y sujetos, en una especie de periodismo sin periódico que tampoco está mal. Después de todo, el Tibet era un gran desconocido en la época en que fue escrito el libro (mediados del pasado siglo XX).
La sucesión de postales costumbristas, el reportaje antropológico, resultarán atractivos al lector por si solos.

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