El trabajo me rapta, lleva ya días haciéndolo en esta ciudad asediada por la lluvia.

No tengo tiempo para concretar la vaga necesidad de escribir que siento.
No me gusta escribir por escribir, pero por otro lado necesito hacerlo.

La contradicción nos hace y, sobre todo, nos deshace.

Aspero mundo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti

La paradoja trágica de Charlie Kirk