No sólo me gustan los días de lluvia, también me gustan las buenas librerías.
No son fáciles de encontrar, pero existen.
Yo conozco alguna.
En las buenas librerías uno no sólo suele encontrar lo que busca sino que también, simplemente, encuentra lo que no estaba buscando.
Es difícil salir sin un libro de ellas.
Sus propietarios te lo ponen muy complicado colocando en la sección de poesía un libro que contiene 100 poemas de Li Bai o en la sección de literatura algún libro de Sam Shepard, Vila-Matas o John Fowles.
Normalmente, hay poca gente en las buenas librerías.
Los movimientos son lentos.
El silencio es consustancial.
Todos saben que en cualquier momento el tesoro puede brillar ante sus ojos y esperan.
No hay prisa.
En mi caso, tardé poco en encontrar "La Ideología alemana" de Karl Marx.
El deslumbramiento fue total.
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