Una de las cosas buenas que tiene el mundo en que vivimos es que las despedidas ya no existen (si uno no quiere despedirse).
La tecnología ha abolido la distancia.
La gente no se va (si de verdad no quiere irse).
Siempre hay un correo electrónico, un messenger, una video conferencia llegándote cuando menos la esperas.
Los olvidos empiezan a depender de la voluntad de olvidar que tenga cada uno mismo.
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