domingo, octubre 02, 2005

VACACIONES

Primera semana después de las vacaciones
y estas empiezan a quedar ya lejos.

Estuvieron bien, pero no fueron reales.
No fueron otra cosa que tiempo comprado,
un tiempo que intenté aprovechar de la mejor forma posible
y conforme a mi mejor criterio sobre lo que en realidad soy yo...
pero mi vida real era otra:
madrugar,
trabajar,
llegar a casa tarde,
intentar marchar a dormir
lo antes posible,
volver a madrugar...
y, de pronto, un fin de semana
que siempre termina pasando
demasiado rápido,
demasiado pronto.

Mi vida auténtica era otra y me estaba esperando
en el mismo lugar donde la dejé apresuradamente,
antes de salir corriendo a una calurosa tarde de septiembre
para perseguir placenteras sombras
que apenas mostraban sus esquivos rostros a mi paso.

Somos criaturas necesitadas de ficciones
y la de las vacaciones es una de ellas,
una más.

Hay una vida diferente esperándonos al otro lado del espejo:
Ser otro o, incluso, el verdadero uno mismo,
pero a plazo fijo
y con fecha de caducidad.
Hacer otras cosas,
intentar olvidar.

Son la otra cara del Jano que de por vida nos ata,
la placentera y amable,
la que no nos duele tanto
aunque en realidad tengamos vacaciones porque trabajamos,
porque estamos atados a esas obligaciones y responsabilidades
de cuya voracidad insaciable salimos escapando.

Las vacaciones no nos salvan,
nos atan aún más,
como si se tratara de una buena droga:
demasiado pronto regresamos
con el deseo de, lo antes posible, volver a marchar.

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