Una historia de Brooklyn
La película cuenta cómo afecta a los miembros de una familia, compuesta por un matrimonio y sus dos hijos varones, la descomposición de ésta causada por la repentina separación de los padres. Y lo hace con interés. No podía ser de otra forma. Su guionista y director, Noah Bumbach es co-responsable junto con Wes Anderson de la escritura de la maravillosa "The life aquatic wuth Steve Zissou".
Ambas películas tienen mucho en común, principalmente un sentido del humor ácido y especial que me encanta.
Del mismo modo que Zissou asistía con cínica estolidez a la puesta por obra de su naufragio ante los acantiliados del tiempo, los personajes de "Una historia de Brooklyn" ("The Squid and the Whale" en su titulo original) muestran esa misma actitud ante la separación y también ante el modo en que ésta termina por afectarles a todos ellos. Ellos también naufragan e intentan sobrevivir, seguir adelante de la mejor forma que pueden.
Basada en los pequeños detalles, en las anécdotas y en las situaciones cotidianas, la película adquiere el fascinante carácter de un documental emocional que muestra el tránsito desde la certidumbre de una situación cerrada de familia constituida (cada personaje es padre, madre e hijo y en función de esa situación todo tiene un sentido) a la incertidumbre de una situación más abierta en la que ya nada es lo que era, una incertidumbre finalmente aceptada por todos, pasando por el violento desorden emocional de la descomposición... Todo ello vestido con la especial mirada de Bumbach, una mirada que merced a su inteligencia empática a veces consigue sacarnos una sonrisa entre mirada y mirada.
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