"Llegará un día que ya habremos vivido"
Con esta frase casi termina "Mala Sangre", la inolvidable película de Leos Carax que a mediados de los 80 dió a conocer a la maravillosa y preciosa Juliette Binoche al resto de Europa... Han pasado veinte años, pero la fuerza poética de esta pequeña joya del cine difícil mantiene intacto su poder conmovedor.
En "Mala sangre" se transparentan viejos y agradables fantasmas pertenecientes a los eternos esquemas narrativos del cine negro.Modos de narrar historias que con su loco romanticismo nihilista siguen atrapando con su fascinante abrazo de paraíso artificial hoy, más que nunca, cuando la nada está cada vez más presente en un mundo donde lo peor que se puede preguntar es el "por qué" de cada cosa.
"Llegará un día que ya habremos vivido"
Me enamoré de esa frase a los veinte años, en cuanto la escuché brotar como una rara flor del mal de los labios moribundos de Alex y aún sigo queriéndola, cuando ya he vivido algún día que ya viví y soy veinte años más viejo que entonces.
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