"La socialdemocracia española ya no sabe vivir sin fascistas, de un modo sospechosamente parecido a cómo los nacionalistas no sobreviven sin traidores. Esta necesidad provoca que jóvenes delincuentes callejeros se vean repentinamente ennoblecidos con el grotesco apodo de antifascistas. O que los disidentes del apocalipsis climático vean cómo les prenden en la solapa la negra estrella amarilla de negacionistas."
(Arcadi Espada)
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