"Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no sólo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta. Así padeció el exilio, buscando la manera de matarla con su propia muerte, hasta que le oyó contar a alguien el viejo cuento del hombre que se casó con una tía que además era su prima, y cuyo hijo terminó siendo el abuelo de sí mismo.
--- ¿Es que uno se puede casar con una tía?. --- Preguntó él, asombrado.
--- No sólo se puede --- Le contestó un soldado. --- sino que estamos haciendo esta guerra contra los curas para que uno se pueda casar con su propia madre."
(Cien años de soledad, Gabriel García Márquez)
¡Viva la revolución!
La mayor de las utopías... si uno le da al psicoanálisis.
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