Lo confirman los sesudos informes del pensamiento.

La eternidad sólo existe en términos comparativos.

Es una ficción a la que nos agarramos
mientras contemplamos, por ejemplo,
el mar y su lenta obra de espumas.

No hay eternidad que valga,
sólo un lapso mayor o menor de tiempo.

Lo dicen el papel y los números.

Pero, y en todo caso, existe la voluntad de soñarla cierta
en el instante fugaz de una mirada,
en la más duradera presencia de un cuerpo,
mientras el tiempo nos va consumiendo,
se nos lleva poco a poco
como oleaje que borra huellas en la arena

Comentarios

  1. Anónimo12:35 p. m.

    ¿Y qué importa la eternidad si al fin y al cabo nosotros no somos eternos?

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