No hay mucho misterio en el pequeño espacio que, en su vida, separa la verdad de la mentira. Apenas un ligero parpadeo. Poco más que una leve vibración aflorando impertinente en su correcto estar como una onda que se propaga hacia arriba, desde lo más profundo.
Es dificil detectar su presencia.
Hay que estar muy atento.
Observar.
Perseguir sin demasiada esperanza el rayo verde en un marino atardecer...

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