"El fundamento de la memoria no es sólo su posibilidad de evocar, sino de construir, de crear, de fijar. En el surco del tiempo y en la infinita sucesión de latidos que conforman la existencia, la memoria establece la permanencia, aglutina unos instantes con otros y enhebra la posible coherencia de cada biografía"
(El elogio de la infelicidad, pp. 77. Emilio Lledó)
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