martes, abril 21, 2009

LA SOMBRA DEL PODER

Estoy absolutamente convencido de que Russell Crowe es  (y será) uno de los grandes. Su capacidad para cargarse una película a sus espaldas se me antoja pasmosa. Incluso, una como ésta en la que Crowe no parece poner el 100% de la carne en el asador limitándose a estar, a dar las réplicas, funcionando con un piloto automático que ya quisieran para si mismos muchos otros actores.

En "La sombra del poder" Crowe interpreta a un periodista un tanto heterodoxo que, por una serie de circunstancias, entra en contacto con una peligrosa historia relacionada con las alcantarillas de Washington y que implica a uno de los pocos amigos que le quedan, interpretado por Ben Affleck. El personaje de Affleck es un congresista que dirije una comisión que investiga a las agencias de seguridad privadas que el gobierno norteamericano viene utilizando para las guerras en el exterior desde finales del siglo pasado.

El planteamiento es interesante y forma parte de un género que me gusta y que ha dado grandes películas a la historia del cine: "Tempestad sobre Washington", "El mensajero del miedo", "Los tres días del condor", "Último testigo" o " El informe pelícano".

Héroes individuales quemados por el sol de informaciones que revelan corrupciones y complots, intentando luchar contra los ciegos y demoledores mecanismos de un poder que parece omnímodo cuando sus detentadores se encuentran en riesgo. Héroes que se la juegan por algo llamado "verdad" que, más que una realidad, es un espejismo que nunca termina por revelar su verdadera condición.

En este sentido, el personaje de Crowe se expresa dentro de las mismas claves movido por el interés profesional y también por la amistad. Y del mismo modo que su personaje protagonista la película se desplaza con eficacia por los carriles del género: asesinatos, giros argumentales, personajes claves con confesiones imprescindibles, personajes que no son lo que parecen, mentiras, fotografías, dosieres y cintas de audio y video... No ofrece nada nuevo, pero lo que ofrece lo presenta bien, con el suficiente interés como para que la película se siga con atención hasta el final.

Y parte importante de ese mérito corresponde a Crowe porque no estoy seguro de que la película hubiera funcionado de la misma manera sin él, sin su inmenso talento magnético y casi animal para interesar y hacer interesante.

Quizá, sin él, los defectos de la película (que están presentes) serían mucho más patentes.

Por un lado, la película es una adaptación de una miniserie de la BBC y se nota. Hay demasiada información. Pasan demasiadas cosas y la trama correspondiente al giro final casi se queda sin espacio de tiempo para ser desarrollada no quedando muy claro para mi gusto el papel que juega la mujer del congresista (magnifica y bella como siempre Robin Wright Penn).

Otra consecuencia de ese exceso de información es que se descuiden personajes cuya participación resulta puntualmente esencial en la trama y de quienes carecemos de información suficiente como para entender sus motivaciones. Especialmente, el personaje del asesino no termina de entenderse bien en su decisión final y también el personaje de la mujer del congresista, sobre todo a la luz de la última trama, la que se revela en el giro final. 

Y ya, para terminar, y en lo personal, el último giro final no termina de convencerme del todo. Sucede demasiado rápido, sustentado por un desliz en un comentario casual, y enseguida, tras casi dos horas de meticulosa y cuidadosa investigación, todo se revela y la película desemboca cuesta abajo y a tumba abierta hacia su final. No se... Ahora que teníamos a la siniestra multinacional contra las cuerdas...

De todos modos, la película no es en absoluto despreciable. Puede verse. Entretiene y sale Russell Crowe (Y Helen mirren y Robin Wright-Penn también) ... aunque será olvidada con rapidez. 


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