No es extraño que el director alemán considerase a esta película como una de las mejores de su extensa filmografía. "Mientras la ciudad duerme" es una película cuya principal virtud es el absoluto interés que despierta desde el primer momento.
Un asesino psicópata despierta el terror en la ciudad, pero también despierta una loca cerrera por el poder dentro de un gran grupo mediático.
La amoralidad que es evidente en el comportamiento del psicópata tendrá su paralelismo en la falta de escrúpulos con la que tres periodistas (Thomas Mitchell, George Sanders y James Craig) pelean entre si por el puesto de director general. Poco a poco, las sucesivas exclusivas que va produciendo la investigación policial alrededor del asesino se convertirán en elemento decisivo en la resolución de ese cruel juego de poder.
De forma evidente, "Mientras Nueva York duerme" nos muestra el lado oscuro del sueño americano.
La sociología que nos presenta la película no es nada habitual en el Hollywood de la época. Familias desestructuradas en las que el hijo del magnate de la prensa odia al magnate de la prensa o el hijo psicópata odia a la la madre, hombres con una actitud evidentemente cínica y corrosiva hacia el matrimonio y la familia, mujeres que engañan a sus maridos sin el menor sonrojo, maridos que engañan a sus mujeres o que se dejan engañar, periódicos en los que la busqueda de la noticia no es lo más importante, amigos que se traicionan, policias que favorecen a sus amigos....Y todo junto, compartiendo el mismo espacio dramático con perfecta precisión narrativa.
En este sentido, "Mientras Nueva York duerme" es una película muy moderna que en la mejor vocación del cine negro muestra la oscuridad de un mundo en el que el hombre apenas es algo más que un animal vencido a sus instintos.
Casi todos los personajes cojean moralmente y cuando no están realizando acciones reprobables mantienen una actitud cínica y nada positiva tanto hacia sí mismos como hacia el mundo que les rodea.
Hay como una especie de vocación documental propia del mejor cine negro como "La ciudad desnuda" de Jules Dassin, de riguroso inventario de las debilidades humanas que abarca a toda la sociedad, desde sus estratos más bajos hasta los más altos y de las que nadie está libre puesto que incluso el apolineo protagonista interpretado por Dana Andrews es capaz de socavar la sacrosanta institución del noviazgo traicionando durante unas horas a su perfecta novia.
Y todo ello dentro de una historia que combina con éxito dos niveles aparentemente muy diferentes: la parte criminal del asesino psicópata con la parte laboral de la lucha por el poder dentro del grupo mediático; una historia que el genial Fritz Lang dirige con su habitual brio y maestría para producir las images justas y necesarias.
Mientras la ciudad duerme, que es el título real de la película, las pesadillas de esa sociedad que se sueña mejor y perfecta cobran vida y el genial maestro alemán nos las presenta servidas sobre una sucia bandeja de metacrilato.
Magnífica.
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