Si a alguien le quedaba alguna duda de la total politización de la justicia, al menos en las instancias en que se producen intersecciones con el poder político, los acontecimientos de esta semana no deberían dejar lugar a la duda. Primero, la extraña sentencia exculpatoria emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia y posteriormente las desclaraciones de la vicepresidenta del gobierno en Costa Rica informando de próximas acciones de la Fiscal General del Estado.
Del mismo modo que el genial Ambrose Bierce define al cristiano como "el que sigue las enseñanzas de Cristo en la medida que no resulten incompatibles con una vida de pecado", quizá debiéramos empezar a definir nuestra democracia como el régimen que sigue lo dictaminado en nuestra constitución en la medida en que éstos no resulten incompatibles con los intereses de nuestros políticos.
Y lo peor es que, desde el mismo momento en que no hay una conciencia que haga labores de control, la cosa suele ir a peor... pero, mientras nuestra sociedad civil prepara la próxima temporada de fútbol o la temporada otoño-invierno de moda, nuestros políticos parecen conformarse con demostrar que el adversario es capaz de cometer los mismos delitos de los que se les acusa... o peores mientras se aferran desesperadamente a sus puestos de trabajo en las diferentes instituciones legislativas y ejecutivas de nuestro país, en una especie de eterno juego descalificante de Tom y Jerry.
Hay crisis y hace mucho frío fuera... si es que uno se queda fuera. Por lo que me atrevo a imaginar que esta crisis sacará lo más vil de nuestros políticos.
No es el momento de quedarse sin trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario