THE FANTASTIC MR. FOX
Tengo que decirlo... Hay algo hermoso y tierno en el cine de Wes Anderson que me enamora, que es superior a mis fuerzas. No soy objetivo. Si Anderson filmase la guía telefónica, seguro que vería una y otra vez la película hasta que el meteorito se estrellase contra mi cabeza.
Y dicho ésto tengo también que decir que he gozado cada segundo de esta pequeña obra maestra del cine de animación que es "The fantastic Mr. Fox".
Basada en un relato del genial escritor noruego Roald Dahl, "The fantastic Mr. Fox" es una historia sobre llegar a ser y, una vez que se es, no querer dejar de ser. Por un lado, está Mr. Fox que ni quiere ni puede dejar de ser el estupendo zorro que es y por otro está su hijo Ash, en el momento adolescente de empezar a descubrir lo que se es, en el momento de encontrar la voluntad de aceptar y querer ser lo que sea que descubra que es.
"The fantastic Mr. Fox" es, por encima de todo, una hermosa parábola sobre la bendición de encontrarse y la necesidad imperiosa de no rechazar aquello que uno ha encontrado, aquello que uno cree que es.
En mil y un líos se meterá Mr. Fox por empeñarse en ser el zorro que es... y será esa misma condición la que le sacará del intrincado laberinto en que no sólo parece estar el como protagonista sino también aquellos que le rodean.
Merece la pena acompañarle en ese viaje que le llevará al otro lado del valle donde habitan las tres granjas que sistemáticamente intentará con éxito saquear desencadenando la demoledora ira vengativa de sus tres propietarios, una ira que comprometerá el futuro de su pacífica comunidad animal.
Magnífica, entrañable y deliciosa.
Obra maestra.
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