"En la época de los antiguos griegos había un gran afán de comprensión. El nacimiento de la filosofía no hizo ninguna distinción entre la religión y la ciencia; todo surgía de la misma fuente de admiración y asombro. La filosofía se preocupaba por el origen, fuente y naturaleza de todas las cosas, por el modo de obtener conocimientos determinados, por los funcionamientos de la razón y el leguaje, por la buena conducta del individuo y el funcionamiento correcto de la sociedad. La filosofía era un todo donde se podían explorar todas las cosas y todas las preguntas. Su intención era enriquecer la mente humana y proporcionarle una mayor libertad.
Sin embargo, con el paso de los siglos, la ciencia empezó a separarse de la filosofía hasta tal punto que, actualmente, pocos científicos tienen tiempo para las especulaciones filosóficas. Del mismo modo, la ciencia se fragmentó en una hueste de temas y especialidades diferentes, y la filosofía se dividió en distintos campos académicos restringidos. La comprensión hoy en día ha cedido el paso a la acumulación de conocimientos, y el conocimiento mismo está dividido en una miríada de especializaciones. Así pues, a medida que nuestro conocimiento del universo y de nosotros mismos se vuelve cada vez más detallado y diferenciado empieza a perder todo sentido de su contexto más amplio. Se convierte en el conocimiento sin significado y sin comprensión. Pero está claro que todos los distintos campos del conocimiento moderno deben tener, en un nivel más profundo, correlaciones significativas."
(Sincronicidad, David Peat)

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