"Precisamente por esa competencia con el cine comercial, el director tiene una especial responsabilidad frente a los espectadores. Pues, por los efectos específicos del cine (esa identificación de cine y vida), la más absurda película comercial puede ejercer sobre un público ingenuo y burdo el mismo efecto mágico que el verdadero arte ejerce sobre un espectador exigente. La diferencia fundamental, trágica, reside en el hecho de que una película artística representa despierta en su público emociones y pensamientos, mientras que el cine de masas -con ese efecto suyo especialmente adormecedor e irresistible- apaga todos los demás reflexiones y sentimientos de su público de forma definitiva e irrecuperable. Aquellas personas que no sienten ninguna necesidad de nada bello, espiritual, utilizan el cine como una botella de Coca-Cola."
(Esculpir en el tiempo, Andrei Tarkovski)
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