Palabras proféticas...
"Tres estadísticas nos dicen todo lo que hay que decir en el paso del final de la era industrial al inicio de la era de la información y desde las cuales se pueden plantear tres preguntas.
Actualmente hay mil millones de personas subempleadas o desempleadas en este planeta: ¡mil millones! Eso es lo mejor que pudo hacer la revolución industrial. Mi pregunta, dirigida a muchos de los economistas y políticos, es: si esto fue el mayor logro de la revolución industrial, basada en fuerza laboral masiva, ¿hay alguien que realmente crea que la era de la información será mejor que la anterior en la creación de puestos de trabajo, cuando nos movemos hacia la fuerza laboral de élite?
Una segunda estadística a la que quiero hacer referencia nos dice que el 75 % de los empleos de nuestra economía global son tareas sencillas y repetitivas; que se pueden sustituir con la tecnología existente. Ni siquiera hemos empezado esta revolución tecnológica, nos encontramos apenas en sus primeras etapas.
La tercera estadística es la más escalofriante y proviene de un dato señalado por el Financial Times: si combinamos la riqueza de las 356 personas más ricas del planeta, el día de hoy, ésta sería igual a la que tiene el 40 % de la humanidad, a saber, 2.500 millones de personas.
Estas estadísticas nos dicen dónde nos encontramos exactamente. Así que, si queremos evitar un mundo peligrosamente polarizado —que en realidad ya está aquí—, hay que preguntarse qué vamos a hacer con los millones de jóvenes que van a ser menos o para nada requeridos en una economía global automatizada. Es la primera pregunta.
La segunda pregunta sería, en cada país: ¿cómo podemos propiciar un debate acerca de cómo compartir mejor las vastas ganancias potenciales de la productividad de esta revolución tecnológica, de modo tal que beneficie no sólo a una élite sino que beneficie a todos en México?
Éstos son los problemas políticos más importantes que tienen que enfrentar todas las naciones. Y deben ser considerados prioritarios porque cuanto más sigamos negando esta realidad y nos sigamos escondiendo en nuestros antiguos supuestos, veremos más desesperación, angustia y frustración; y, si esperamos demasiado, en algunos años la rabia puede ser tan fuerte y el disenso tan amargo, que quizá nunca se pueda llegar a tener un debate racional y sobrio, ya que la política del odio extremo será demasiado fuerte.
Entonces debemos aprovechar este momento, al entrar en el siglo XXI y en la era de la información, para plantearnos estas dos preguntas. Creo que podría haber un renacimiento, que podríamos liberar a cientos de millones de personas del trabajo de mercado. Pero es necesario preguntarse cómo lograrlo."
(Tiempos -pos-modernos. Entrevista con Jeremy Rifkin)
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