jueves, abril 21, 2011

THE WAY BACK


Es curioso.

Aún siendo una excelente película, el aspecto que principalmente me estimula de "The way back" es el debate que se ha generado en torno a la veracidad de la historia en que se basa.

A finales de la década de los años treintas del siglo pasado, y en pleno stalinismo, una serie de presos de uno de los cientos de gulags que el régimen construyó en la inhóspita e inmensa Siberia consiguió escapar. Andando miles de kilómetros los fugados consiguieron llegar a la India superando imponentes obstáculos naturales (desiertos, bosques, frio, calor, hambre, sed...) y, por encima de todo, las limitaciones personales que siempre surgen ante semejante prueba.

Y me resulta curioso como síntoma que seamos capaces de cuestionar las raíces de la ficción cuando somos incapaces de poner en tela de juicio el sentido de la propia realidad en la que vivimos. Nos dicen que una realidad es real y lo asumimos. Nos dicen que una ficción se basa en una realidad y enseguida intentamos probarlo. Los cuestionamientos no tardan en aparecer.

Y es pura naturaleza humana el hecho incontrovertible de doblegarse ante el mas fuerte y ser duro con el débil.

Vivimos en un mundo triste en el que las ficciones se han convertido en débiles, cuando durante miles de años nos han acompañado otorgando sentido a nuestra existencia e incluso idealizándolo. Ahora es el crédito y el consumo el que nos justifica.

O mejor dicho, una ficción ha podido con todas, las ha arrinconado consiguiendo su propósito de convertirse en realidad.

Y éste es otro síntoma de lo mal que están las cosas: la ficción de seres humanos que se pretenden realistas, con los pies en el suelo de una realidad que no es tal, que es una nube de cuyos efectos deshumanizadores sólo la capacidad de construcción de sentido y de idealización que poseen las ficciones pueden protegernos... pero esta es otra historia.

"The way back", sea verdad o no, es en cualquier caso un fascinante relato que muestra el espectáculo del ser humano en lucha con los elementos y otro espectáculo más fascinante, el del esfuerzo que los personajes hacen casi sin quererlo por no caer en la animalidad.

En algún momento, la bondad que Slavomir Rawicz (Jim Sturgess) muestra es definida por sus compañeros como un acto de debilidad del que en algún momento podrán beneficiarse, pero sucederá lo contrario. Será la capacidad para la entrega y la idealización de las situaciones de Rawicz la que tirará del grupo de escapados en situaciones y momentos críticos.

Porque el ser humano no es sólo la capacidad para reconocer el rigor de las circunstancias y las cosas sino también la capacidad y el entusiasmo para verlas de otra forma e intentar cambiarlas.

Y eso se nos ha olvidado.

No siempre es bueno ser realista... pero el poder siempre nos quiere así, realistas, responsables y como consecuencia de ello formales.

Me ha gustado "The way back".

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