TOKYO SONATA
Kiyoshi Kurosawa es uno de los nombres de referencia de esa renovación de la presencia del cine japonés en el panorama global a través de géneros como el thriller y el terror.
En su hasta el momento última película, "Tokyo sonata", Kurosawa se aparta, al menos de forma aparente, de ese territorio conocido para presentarnos el drama de la descomposición de una familia japonesa como consecuencia de la situación de desempleo al que el cabeza de familia se ve abocado.
Y digo que se aparta al menos de forma aparente porque "Tokyo sonata" sucede en la hora bruja en que se aparecen todos los monstruos y fantasmas.
Las películas nos describe la grieta que se abre en la normalidad de una familia cualquiera y por la que asoman sus alargados tentáculos y sus afiladas fauces los diablos de la irracionalidad, una irracionalidad que acabará apoderándose de todos y cada uno de los miembros de la familia quienes, a su manera, deberán afrontar un trance de descomposición de esa superficie de creencias, ideas y valores sobre la que se asentaba la tranquilidad de su normal vida cotidiana.
Y esto es el principal punto de "Tokyo sonata" la descripción de otro terror, el de la propensión al desorden y el caos que amenaza constantemente "eso" que llamamos normalidad.
Una serie de pequeños eventos distorsionantes y la manera por la que, en su repetición por iteración, multiplican su peso terminando por convertirse en desequilibrantes.
Pura física de la no linealidad trasladada desde las pizarras y los circuitos de los ordenadores de cálculo a lo psicológico y a lo social:
"Las ecuaciones no lineales son como una versión matemática de la frontera entre dos mundos. Quienes se aventuran por un paisaje matemático aparentemente normal de pronto se pueden hallar en una realidad alternativa. En una ecuación no lineal, un pequeño cambio en una variable puede surtir un efecto desproporcionado y aun catastrófico en otras variables. Las correlaciones entre los elementos de un sistema en evolución permanecen relativamente constantes para una amplia gama de valores, pero en un punto crítico se dividen y la ecuación que describe el sistema se lanza hacia una nueva conducta."
(Espejo y reflejo, John Briggs, F. David Peat)
"Tokyo sonata" es una película que tarda en arrancar, pero sólo aparentemente. Porque en lo que parece ser la precisa descripción de una aburrida normalidad, Kurosawa realiza un fenomenal trabajo de narración, acumulando detalles distorsionantes que en su sucesión incremental a lo largo del metraje de la película van trasladando la historia del orden al desorden. Al mismo tiempo que la narración incrementa la velocidad de su distorsión en el sentido de situaciones y eventos que se van sucediendo, que se van acumulando hasta que los personajes no pueden más y terminan siendo arrastrados por esa dinámica de caos.
Y ese horroroso y bestial caos siempre es generador de un orden nuevo, insospechado para quienes lo sobreviven, con banda sonora de Debussy.
Muy, muy brillante.