"Winter's bone" es una de esas películas que uno podría recomendar a todos los que creen que productos como "Capitán América" o "Green Lantern" son cine.
Hay muchas cosas buenas en "Winter's bone", pero sin duda la más importante de todas es su totalidad, su carácter de obra cinematográfica en la que se nos muestra un mundo y una manera de vivirlo.
La historia aúna el drama social con la crónica negra.
La cámara sigue a Ree (estupenda Jennifer Lawrence), una adolescente "white trash", que se encarga de la dura tarea de sacar adelante una familia disfuncional en el paisaje casi tercermundista de las colinas del estado de Missouri.
En un mundo de pobreza y marginación cuya aparición no es frecuente en el cine Jennifer tendrá que luchar por salvar lo poco que les queda puesto en riesgo por su desaparecido y delincuente padre como parte de una fianza.
Esa búsqueda pondrá a Ree en contacto con una descarnada realidad de cuentas pendientes entre clanes rivales de delincuentes, una realidad de la que forma parte por el mero hecho de existir y que se convertirá en una infranqueable y helada barrera de silencio, mucho más fría que lo más helado del frío invierno en que sucede la historia...
El verdadero hueso del invierno.
"Winter's bone" es un drama desnudo, directo, de pocas palabras y en su atmósfera encierra la memoria de esas películas de Jean Pierre Melville pobladas de seres humanos convertidos en endurecidas máquinas de vivir una vida exigente, dura, complicada, máquinas de continuar adelante que sin pestañear se enfrentan a un destino complicado que casi siempre encierra el fraguado de una amalgama densa de deudas, errores, fracasos y obligaciones.
Puro cine negro en lo más profundo de la américa profunda.
Extraordinaria.