TWO LOVERS
James Gray es una "rara avis" en el panorama del cine norteamericano.
Sólo ha dirigido cuatro películas en más de 15 años de carrera. Todas son proyectos que él ha escrito, ha buscado la financiación y ha dirigido. Y en este sentido parece una cineasta europeo trasplantado a los Estados Unidos.
Todas sus historias suceden en el territorio de las relaciones personales, casi siempre familiares. Para Gray, la familia no es una idílica arcadia pastoril sino un territorio complejo en el que las contradicciones y enfrentamientos continuamente suceden por mor del juego de las diferentes voluntades e intereses de los miembros.
Las películas de Gray tienen mucha fuerza y respiran por cada uno de sus poros una cierta autenticidad que continuamente alimenta la verosimilitud de la historia.
En las anteriores películas de Gray, una trama criminal recubría el cuerpo esencial de la historia, relaciones difíciles entre hermanos, relaciones complicadas entre padres e hijos... La sal de la tierra. Pero "Two lovers" carece de esa estructura superficial y en este sentido es la más desnuda de las películas de Gray.
La historia que cuenta es la historia de un hombre herido por su pasado y envuelto en dos historias de amor cada una de las cuales representa lo mejor/lo imposible y lo bueno/lo imposible.
¿Repetiré más veces la palabra "historia?
Y Joaquin Phoenix está fantástico interpretando a ese hombre, Leonard Kraditor, atrapado entre esas dos posibilidades encarnadas por una diferente mujer.
Y al final quizá no sea Leonard quién decida sobre su propio futuro.
"Two lovers" es una de esas películas especiales que esperan ser vistas y que no están hechas para cualquier mirada.
Brillante.
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