"La conciencia basada en la fe y la conciencia racional comparten un enfoque
incorpóreo de la existencia. Pero son precisamente los sentimientos y las
emociones que rechazan lo que permite que el ser humano forme vínculos
empáticos y pueda convertirse en un ser social plenamente desarrollado. Sin
sentimientos ni emociones, la empatia deja de existir. Un mundo sin empatia
es ajeno a la noción misma de lo que significa ser humano.
Los nuevos
avances en los campos de la psicología y la ciencia cognitiva están
estableciendo las bases para un replanteamiento total de la conciencia
humana. La noción premoderna de que la fe y la gracia de Dios constituyen la
ventana a la realidad y la idea de la Ilustración de que la razón se halla
en la cima de la conciencia están dejando paso a una teoría de la mente más
sofisticada.
Investigadores en una gran variedad de disciplinas y campos
empiezan a reordenar las prioridades de algunos atributos esenciales de la
fe y la razón en el contexto de una conciencia empática más amplia. Según ellos, toda actividad humana es una experiencia corpórea —es decir, una participación con el otro—, y la capacidad de una persona para interpretar y responder a otra como si fuera ella es la clave de que el ser humano partícipe en el mundo, forme una identidad individual, aprenda a razonar, se haga social, desarrolle el lenguaje, establezca narraciones culturales y defina la realidad y la existencia.
La noción de la experiencia corpórea pone en entredicho las antiguas nociones de la conciencia basadas en la fe y en la razón."
(Civilización empática, Jeremy Rifkim)
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