NO HAY BESTIA TAN FEROZ
Todo un descubrimiento, Edward Bunker.
Nacido en Hollywood en 1933, Bunker fue un delincuente durante los primeros 40 años de su vida hasta que tras salir de la cárcel en la década de los setentas decidió reformarse. La escritura formó parte de ese proceso de reforma que por lo visto fue exitoso hasta su muerte en 2005.
Publicada en 1973, "No hay bestia tan feroz" fue su primera novela. En ella Bunker pone por escrito lo que mejor sabe, la vida del delincuente, su escala de valores y motivaciones a través de Max Dembo, protagonista del libro y quizá alter ego.
La novela sigue a Max Dembo en su salida de la cárcel y, lo que es importante, en sus esfuerzos por permanecer al margen del mundo del hampa. Y este es uno de los aspectos más interesantes del libro, el modo tan realista y coherente con que Bunker nos cuenta la imposibilidad de Dembo para mantenerse dentro de la ley. Planteamiento que no desdeña algunos aspectos de crítica social alrededor de la vida de un ex-convicto y sus esfuerzos por encontrar maneras honradas de ganarse el sustento.
La dificultad, casi organizada, para encontrar una oportunidad que no sea marginal en la vida honrada harán que Dembo vuelva a las andadas.
El nihilismo de Dembo, su incapacidad para creerse una vida basada en la espera y en el esfuerzo que le situaría en el lado correcto, como si el delito fuese una especie de adicción parecida al juego en el que la posibilidad de conseguirlo todo de manera rápida siempre se ofrece tentadora, le llevarán a organizar una banda y planear el atraco a una joyería que no saldrá demasiado bien y convertirá a Dembo en un fugitivo.
Y aquí llega el segundo aspecto brillante de esta historia: la relación que Dembo tiene con Allison, una mujer que nada tiene que ver con el mundo del hampa.
La ferocidad que Dembo necesita emplear en todos sus actos para poder escapar de sus perseguidores terminarán chocando frontalmente con ese sentimiento, pulverizándolo.
"No hay bestia tan feroz" es una novela de pelo en pecho, directa y dura en el que sin embargo hay tiempo para el punto de vista y la reflexión. Como en ninguna otra obra que recuerde haber leído, salvo quizá "Crimen y castigo", el modo de pensar y sentir del delincuente es mostrado de una manera tan clara, implacable, abierta y sin tapujos.
Bunker nos habla en este libro de las razones que amparan los actos de quienes a ojos de la sociedad parecen no tener ninguna y convierte el delito en tentación, camino rápido para conseguir si quiera durante unos instantes un tranquilo lugar bajo el sol.
Para Bunker hay una relación clara y directa entre velocidad y delito.
Brillante.
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