REYES
Ya era hora de que se fuera.
Por fin se ha marchado al Sevilla el prototipo de futbolista deshonesto que utiliza su incuestionable calidad técnica como rehén de equipos incautos como ha sido el Atlético de Madrid durante tres años.
Reyes aquilata en su carácter la quintaesencia de ese futbolista egoísta. Ese tipo de futbolista que lo pide todo (titularidad, dorsal, paciencia, dedicación del esfuerzo del resto de compañeros para preparar sus presuntas apariciones sobre el cesped...) y que nunca termina de ofrecer nada.
Sólo existe la garantía de su calidad, la promesa siempre convertida en rehén de un capricho que decide cuándo se le va a poner a su dueño la voluntad de hacer la jugada mientras el resto de compañeros cumplen como pueden con su tarea..
Y ante ellos, ante su honradez, jugadores como Reyes demandan, contra la garantía de esa calidad que se les supone y que ellos gestionan con una racanería disfrazada de inspiración, el derecho a decidir cuándo aparecer.
Y si fuera Maradona o Messi, su actitud todavía tendría un pase, pero Reyes sólo es un jugador bueno dotado de una zurda mágica como unos cuantos... tampoco demasiados en honor a la verdad.
Pero todo ésto de por sí no hace diferente a Reyes de otros jugadores malogrados que como él sólo viven pendiente de si mismos. lo peor de Reyes es lo que produce alrededor del equipo cuando se le cuestiona y se le condena al banquillo para que otros con menos calidad, pero con mucha más honradez, lo hagan lo mejor que puedan.
Bien vendido está.
Basta decir que su mejor temporada en el Atleti fue aquella en la que tras la cesión al Benfica necesitaba renovar.
No se pueden levantar equipos sólidos, fiables y ambiciosos sobre la base de esta clase de jugadores y el hecho de que el Sevilla lo fiche sólo acredita el mal momento que atraviesa el equipo.
Adios... sin el corazón.
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