"Opuesta a la noción artificiál de trueque, la forma arcaica del intercambio ha sido identificada por Mauss con el nombre de potlach tomado de los indios del noroeste americano, que practican el tipo más conocido.
Instituciones análogas al potlatch indio o rastros de ellas han sido halladas con mucha frecuencia.
El potlatch de los tlingit, los haïda, los tsimshian, los kwakiutl de la costa noroeste ha sido estudiado con precisión
desde fines del siglo XIX (pero no fue comparado, entonces, con las formas arcaicas de intercambio de otros países).
Los pueblos americanos menos avanzados practican el potlatch con ocasión de cambios en la situación de las personas —iniciaciones, matrimonios,funerales e incluso, bajo una forma menos desarrollada, nunca puede ser disociado de una fiesta, bien porque el potlatch ocasione la fiesta, bien porque tenga lugar con ocasión de ella.
El potlatch excluye todo regateo y, en general, está constituido por un don considerable de riquezas que se ofrecen ostensiblemente con el objeto de humillar, de desafiar y de obligar a un rival. El carácter de intercambio del don resulta del hecho de que el donatario, para evitar la humillación y aceptar el desafío, debe cumplir con la obligación contraída por él al aceptarlo respondiendo más tarde con un don más importante; es decir, que debe devolver con usura.
Pero el don no es la única forma del potlatch. Es igualmente posible desafiar rivales por medio de destrucciones espectaculares de riqueza. A través de esta última forma es como el potlatch incorpora el sacrificio religioso, siendo las destrucciones teóricamente ofrecidas a los ancestros míticos de los donatarios.
En una época relativamente reciente, podía acontecer que un jefe tlingit se presentara ante su rival para degollar en su presencia algunos de sus esclavos. Esta destrucción debía ser respondida, en un plazo determinado, con el degollamiento de un número de esclavos mayor. Los tchoukchi del extremo noroeste siberiano, que conocían instituciones análogas al potlatch, degollaban colleras de perros de un valor considerable para hostigar y humillar a otros grupo. En el noroeste americano, las destrucciones consisten incluso en incendios de aldeas y en el destrozo de pequeñas flotas de canoas. Lingotes de cobre blasonados, una especie de moneda a la que se atribuía un valor convenido tal que representaban una inmensa fortuna, eran destrozadas o arrojadas al mar. El delirio propio de la fiesta se asocia lo mismo a las hecatombes de patrimonio que a los dones
acumulados con la intención de maravillar y sobresalir...
... Las consecuencias en el orden de la adquisición no son más que el resultado no querido —al menos en la medida en que
los impulsos que rigen la operación sigan siendo primitivos— de un proceso dirigido en un sentido contrario.""El ideal, indica Mauss, sería dar un potlatch y que no fuera devuelto"... La riqueza aparece así como una adquisición en tanto que el rico adquiere un poder, pero la riqueza se dirige enteramente hacia la pérdida en el sentido en que tal poder sea entendido como poder de perder. Solamente por la pérdida están unidos a la riqueza la gloria y el honor."
(La noción de gasto, Georges Bataille)
El desafío de la pérdida... Cuanto más puedes poner a disposición de la pérdida más poderoso eres.
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