"Ante el tenebroso estado de las cosas, los políticos deberían rebajar en nombre de su supervivencia la verborrea hueca, la fraseología idiota, las promesas incumplidas, las mentiras desganadas. La calle se puede llenar de concienciados incendiarios, de radicales con causa, de gente que atenta infatigablemente contra el sagrado orden social, no por algo tan juvenil y molón como militar contra el sistema, sino porque están desesperados. Tendrán que multiplicar la policía para romperle la crisma al enemigo, a los infinitos salvajes que se han quedado sin presente ni futuro."
(Circunstancias, Territorio Boyero)
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