Puedes ganar el VI Naciones de Rugby y no ganar el Grand Slam, pero, desde luego, si ganas el Grand Slam, el trofeo te pertenece porque para ganarlo tienes que vencer a todos y cada uno de los rivales, tienes que ganar todos y cada uno de los cinco partidos.
Y eso es lo que ha hecho Gales... Wales para los amigos.
Con un rugby directo, de ataque, basado en el incesante juego de delanteros, en la percusión constante de la defensa contraria en busca de la fisura, a la vieja usanza, sin pizarras, estrategias ni ostias en vinagre, confiando en sus propias posibilidades y en el inmenso talento de una generación de oro, Gales ha dominado de principio a fin el VI Naciones de rugby consiguiendo el tercer Grand Slam en 8 años.
Halfpenny, North, Phillips, Faletau, Cuthbert, ayudados como siempre por un buen par de Jones y Davies, como corresponde a todo equipo Galés que se precie, han ofrecido un magnífico espectáculo de buen rugby a pecho descubierto, sin trampa ni cartón, perfecta combinación de físico y talento.
Justos ganadores.
En el rugby no suele caber la menor duda sobre la mejor condición del ganador, pero siempre hay un respeto para el perdedor porque a veces la victoria es una cuestión de pulgadas.
En Gales el rugby es una religión y creo que es la buena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario