EL CAMINO DEL GUERRERO
Para ser una de esas películas de usar y tirar que aparecen y desaparecen de las pantallas de los cine, "El camino del guerrero" está bastante bien.
Cansado de luchar en una interminable guerra, Yang decide parar y huir con la que debiera ser la última víctima, la pequeña April. En su huida cruzará el océano hacia los Estados Unidos en busca de un viejo amigo, su rastro le conducirá a un pueblo olvidado y polvoriento donde un grupo de estrafalarios individuos entre los que se encuentra la variopinta "troupe" de un circo.
Allí Yang intentará llevar una nueva vida en el anonimato, pero no podrá escapar ni de la situación presente del pueblo, acosado por una banda de cuatreros que dirige un malvado y sanguinario Coronel, ni tampoco de su pasado, que le perseguirá hasta la mismísima ninguna parte donde se encuentra.
No es nada del otro mundo "El camino del guerrero", pero me me ha resultado entretenida esta enésima revisitación de uno de los mitos clásicos del western: el mito del hombre sin nombre, el jinete pálido o el hombre de la armónica, que llega desde ninguna parte para restablecer un orden perdido valiéndose de sus cualidades especiales como guerrero y una vez hecha la justicia regresar hacia la misma ninguna parte de la que regresó.
En este caso, este hombre sin nombre trae consigo toda una película china de espadachines y la cosa no desentona en las polvorientas arenas que parecen estar a punto de engullir a las personajes.
Curiosa.
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