UBIK
Es una de las grandes novelas de Phillip K. Dick.
Se trata de un apasionante relato de misterio que sitúa al lector en un enloquecido mundo futuro en el que las habilidades psíquicas son explotadas y comercializadas. Esto genera un mundo en el que la realidad es una superficie frágil y quebradiza en el que las cosas jamás son lo que parecen y en el que los grandes conglomerados empresariales emplean a telépatas y todo tipo de individuos con habilidades psíquicas para detectar el engaño e imponer su propio criterio de realidad.
Además, y como consecuencia de ese mayor conocimiento de la psique humana, la muerte ya no es lo que era. Existe una tecnología que permite mantener a las personas que fallecen en un estado hibernado de semi-vida en el que, y mientras la energía mental de la conciencia no se disipe, los vivos pueden comunicarse con los muertos
Uno de los protagonistas Glen Runcinger dirige una empresa que proporciona recursos psíquicos y acepta un trabajo en la luna. Para ello recluta a una serie de individuos con toda clase de poderes psíquicos. El objetivo es detectar seres similares que una empresa competidora ha infiltrado en la compañía que le contrata.
El viaje será una trampa en el que los protagonistas, sin saber del todo si están muertos o vivos, se verán atrapados en una realidad que progresivamente degenera, en la que van muriendo o siendo asesinados y en la que un extraño producto llamado Ubik parece ser el único nexo de sentido y unión.
Ubik es para mi gusto una novela brillante y el escenario perfecto para que el autor se explaye en uno de sus temas favoritos: la naturaleza problemática y compleja de éso que sus personajes llaman "realidad". Porque parece deducirse que para Dick, la realidad es una estructura siempre engañosa, el más sofisticado de los productos destinado a mantener engañados a quienes se encuentran inmersos en ella.
Para Dick el poder siempre está por debajo y por delante de éso que llamamos realidad adaptándolo a sus necesidades para generar un efecto de dominación que le permita la consecución de unos intereses que siempre permanecen ocultos y absolutamente increíbles para aquellos que sin quererlo son dominados.
La realidad siempre pertenece a alguien.
Y en Ubik el autor lleva hasta el extremo este planteamiento sumiendo a sus personajes en un paisaje en el que nada es lo que parece y lo que parece no parece existir por demasiado tiempo, un paisaje en el que lo único cierto es la duda y en el que no aciertan a saber con certeza si están del lado de los vivos o de los muertos ni tampoco la procedencia y sentido de ese cambiante mundo en que se encuentran.
Sólo el misterioso Ubik parece albergar una respuesta que, y en un infinito laberinto de (sin)sentido, sin duda llevará a otras preguntas.
Obra maestra.
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