" A un ritmo de dos al día. Un pequeño empresario y un trabajador se sienten empujados diariamente a las vías del tren o a la horca por la desesperación que les provoca la crisis. No se llega todavía al récord espantoso de los griegos —1.725 suicidios en los dos últimos años—, pero la progresión es tan alarmante que hasta el primer ministro Mario Monti, tan católico, nombró al diablo por su nombre. “Todos los días luchamos para evitar caer en el dramático precipicio de Grecia, con tantos empleos perdidos y tantos suicidios”, dijo."
(La crisis cercena vidas en Italia, El País)
Seguramente podemos empezar a hablar de actos de agresión y no de medidas económicas.
Seguramente se debería empezar a pedir, cómo mínimo, a los responsables del Banco Central Europeo y de la gestión económica del gobierno alemán, responsabilidad por crímenes económicos contra la humanidad.
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