domingo, abril 22, 2012

WAR HORSE

"War Horse" está entre las mejores películas de su director, Steven Spielberg.

Buena parte del cine del director norteamericano pivota sobre las emociones, sobre lo sentimental y en este sentido "War Horse" es tremenda y poderosamente sentimental, en algunos momentos peligrosamente lindando con lo cursi, pero, y pese a todo, "War Horse" es una película brillante, más que estimable.

Su principal virtud, para mi gusto, es conectar directamente con eso que se llama "cine clásico" y que remite a una edad dorada en el que lo espectacular del cine se combinaba con lo narrativo, con historias construidas como perfectos mecanismos para despertar las emociones en el público.

Y en este sentido, "War Horse" es un mecanismo perfecto que remite a esa utopía sentimental en el que la presunta bondad de los hombres lucha por prevalecer un mundo seguramente complicado y en el que el principal acto heroísmo, lo que diviniza a los héroes, es su capacidad para permanecer intactos en su positiva percepción de las cosas, de cómo debieran ser, pese a los golpes y contratiempos que depara el destino.

En "War Horse" hay muchos personajes que confían, que se preocupan, que cuidan, que esperan, que dan, que colaboran, que ayudan, que perdonan, que se sacrifican y todo sucediendo en el peor de los entornos, el del frente occidental de la primera guerra mundial.

Personajes que no pueden dejar de ser lo que son y cuyas vidas se enlazan en torno a la trayectoria de un caballo, cuya presencia vertebra una sucesión de magníficos episodios en el que el ser humano y su tragedia es el auténtico protagonista.

Existe una utopía sentimental y Spielberg es el último en ponerla por obra, una utopía que confía en el ser humano y su capacidad para sobreponerse al animal que todos llevamos dentro.

El francés Stephane Hassel siempre cuenta que los primeros en morir en los campos de concentración eran aquellos que aceptaban la realidad en la que estaban sin luchar, sin hacer el esfuerzo sentimental por imponerse a ella de alguna manera. Y es de esa extraña materia, tan infravalorada en estos tiempos tan pragmáticos y cínicos, de la que están hechos los mejores personajes de "War Horse".

Y en este sentido el caballo que protagoniza la historia con su pureza esencial se convierte en el elemento catárquico, la victima máxima de una realidad retorcida y complicada que le ha convertido en simple instrumento y que despierta en los personajes esa bondad que todos y cada uno de ellos, en la medida de sus posibilidades, tienen el inmenso valor de asumir.

Ser tocados por la bondad es una de las mejores cosas que nos pueden suceder en la vida.

No es ninguna tontería "War Horse".

Brillante.



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