Detesto a Arcadi Espada profundamente...
"No hay alternativas. Ni puede haberlas. El 15-M, y cualquiera de las alternativas de acampada, se parte por la mitad, sin argumentos, cuando se observa de cerca la crisis. Demasiadas cabezas que cortar. Ha sido el pueblo el que ha robado"
No se pueden escribir medias verdades como éstas, absoluto ejemplo de la resentida erudición de un monstruo macerada en noches insomnes de lecturas diagonalmente mal digeridas.
Y eso no es lo peor, porque en el séptico fondo de esta afirmación late la maloliente podredumbre de aquel que prefiere que un inocente se condene antes de que escape algún culpable.
La interesada contemplación de la masa como una estructura homogénea en la que las culpas deben repartirse por igual es un barbarismo intelectual más, una racionalización que esconde claramente algún tipo de sociopatía isquémica o, en el mejor de los casos, la reducción al absurdo de un descontrolado discurso elitista.
El pueblo ha robado... sin matices ni palabras que concreten su concepto de lo que es el "pueblo".
No hay sociología ni psicología en una afirmación así.
Solo la cobardía intelectual de colocar en igualdad de condiciones al sinvergüenza que su opera una hernia en España en lugar de en su país con el sinvergüenza que decide dar un crédito que supone el 60% de los ingresos contra la "sólida" garantía de una nómina.
Solo la miseria moral de juzgar con la misma dureza al que roba una manzana y al que roba toda la tienda escondida tras un sentido ético de garrafón.
No hay sociología ni psicología en una afirmación así, si acaso los restos de un pensamiento estamental preilustrado que confunde al pueblo con la masa y que no concibe otra manera de gestionar su bestial inmoralidad que la mano dura y el castigo, considerando a la bestia siempre culpable por defecto.
La opinión de todo un colaboracionista.
"No hay alternativas. Ni puede haberlas. El 15-M, y cualquiera de las alternativas de acampada, se parte por la mitad, sin argumentos, cuando se observa de cerca la crisis. Demasiadas cabezas que cortar. Ha sido el pueblo el que ha robado"
No se pueden escribir medias verdades como éstas, absoluto ejemplo de la resentida erudición de un monstruo macerada en noches insomnes de lecturas diagonalmente mal digeridas.
Y eso no es lo peor, porque en el séptico fondo de esta afirmación late la maloliente podredumbre de aquel que prefiere que un inocente se condene antes de que escape algún culpable.
La interesada contemplación de la masa como una estructura homogénea en la que las culpas deben repartirse por igual es un barbarismo intelectual más, una racionalización que esconde claramente algún tipo de sociopatía isquémica o, en el mejor de los casos, la reducción al absurdo de un descontrolado discurso elitista.
El pueblo ha robado... sin matices ni palabras que concreten su concepto de lo que es el "pueblo".
No hay sociología ni psicología en una afirmación así.
Solo la cobardía intelectual de colocar en igualdad de condiciones al sinvergüenza que su opera una hernia en España en lugar de en su país con el sinvergüenza que decide dar un crédito que supone el 60% de los ingresos contra la "sólida" garantía de una nómina.
Solo la miseria moral de juzgar con la misma dureza al que roba una manzana y al que roba toda la tienda escondida tras un sentido ético de garrafón.
No hay sociología ni psicología en una afirmación así, si acaso los restos de un pensamiento estamental preilustrado que confunde al pueblo con la masa y que no concibe otra manera de gestionar su bestial inmoralidad que la mano dura y el castigo, considerando a la bestia siempre culpable por defecto.
La opinión de todo un colaboracionista.
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