El discurso político es otra burbuja.
A estas alturas de la película lo que este país no necesita son dos bandos poniendo la carga de la prueba el uno sobre el otro con la esperanza de dialecticamente, e incluso realmente, salir eximidos de la responsabilidad de los hechos.
Los dos partidos han gobernado durante la burbuja inmobiliaria... y punto.
Y es lamentable una vez más las respuestas y los discursos que nuestros políticos están manejando pareciendo que su único talento es cargar las responsabilidades siempre sobre otros.
Falta una autocrítica, absolutamente limitada por el miedo de nuestros lamentables políticos (y lo que es peor, periodistas) a perder el puesto de trabajo; prefiriendo la virtualidad de una pírrica victoria dialéctica más o menos respaldada por una realidad, viviendo amparados en el matiz cuando la visión general es de general hundimiento.
¿De qué sirven esas pequeñas victorias salvo para conseguir el silencio momentaneo del otro mientras los grandes problemas esperan ser resueltos?
Lamentable antes, lamentable ahora, lamentable siempre.
Y lo que es peor, para sacarnos de este atolladero este país necesita lideres y en el adn del auténtico líder jamás está el señalar a otros.
Sus discursos les delatan.
No sirven.
Toda esperanza puesta en ellos será vana.
A estas alturas de la película lo que este país no necesita son dos bandos poniendo la carga de la prueba el uno sobre el otro con la esperanza de dialecticamente, e incluso realmente, salir eximidos de la responsabilidad de los hechos.
Los dos partidos han gobernado durante la burbuja inmobiliaria... y punto.
Y es lamentable una vez más las respuestas y los discursos que nuestros políticos están manejando pareciendo que su único talento es cargar las responsabilidades siempre sobre otros.
Falta una autocrítica, absolutamente limitada por el miedo de nuestros lamentables políticos (y lo que es peor, periodistas) a perder el puesto de trabajo; prefiriendo la virtualidad de una pírrica victoria dialéctica más o menos respaldada por una realidad, viviendo amparados en el matiz cuando la visión general es de general hundimiento.
¿De qué sirven esas pequeñas victorias salvo para conseguir el silencio momentaneo del otro mientras los grandes problemas esperan ser resueltos?
Lamentable antes, lamentable ahora, lamentable siempre.
Y lo que es peor, para sacarnos de este atolladero este país necesita lideres y en el adn del auténtico líder jamás está el señalar a otros.
Sus discursos les delatan.
No sirven.
Toda esperanza puesta en ellos será vana.
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