Leo lo que creo es la verdad con respecto al tema de la deuda privada y la burbuja inmobiliaria de nuestro país:
"La banca se volvió loca de avaricia y se endeudó hasta las cejas con la zanahoria del ladrillo, el despilfarro fue suyo y ahora quieren que lo paguemos todos."
Los discursos contra la gente basados en la responsabilidad de cada persona olvidan la responsabilidad de la entidad financiera que en teoría estudiaba cada préstamo e hipoteca antes de concederlo. Y entiendo que estudiar significa lo que suele significar... aunque no descarto algún significado nuevo como posibilidad de escape.
Resulta que dos no se obligan contractualmente si uno no quiere.
Y si la gente se volvió irresponsablemente loca, como sostienen algunos, la banca enloqueció en igual medida y como mínimo... aunque en realidad cuente con el agravante de que se encargó de calentar la frialdad de su negocio.
Si hay que ayudarles, pues se les ayuda... pero que no nos tomen por tontos (lo que seguramente somos).
Y detrás de todo la avaricia, el no tener nunca bastante de unos objetivos que pasan de ser medios a convertirse en fines.
Crecer por crecer.
Tener más por tener más... hasta lo que no sabemos bien qué aguante.
Y ahora, como siempre demasiado tarde, sabemos de qué se trata, pero los formales se atrincheran bajo la seriedad virtual de sus trajes y corbatas y no solo quieren que otros les resuelvan el problema sino además resultar, si pueden, victimas inocentes.
"La banca se volvió loca de avaricia y se endeudó hasta las cejas con la zanahoria del ladrillo, el despilfarro fue suyo y ahora quieren que lo paguemos todos."
Los discursos contra la gente basados en la responsabilidad de cada persona olvidan la responsabilidad de la entidad financiera que en teoría estudiaba cada préstamo e hipoteca antes de concederlo. Y entiendo que estudiar significa lo que suele significar... aunque no descarto algún significado nuevo como posibilidad de escape.
Resulta que dos no se obligan contractualmente si uno no quiere.
Y si la gente se volvió irresponsablemente loca, como sostienen algunos, la banca enloqueció en igual medida y como mínimo... aunque en realidad cuente con el agravante de que se encargó de calentar la frialdad de su negocio.
Si hay que ayudarles, pues se les ayuda... pero que no nos tomen por tontos (lo que seguramente somos).
Y detrás de todo la avaricia, el no tener nunca bastante de unos objetivos que pasan de ser medios a convertirse en fines.
Crecer por crecer.
Tener más por tener más... hasta lo que no sabemos bien qué aguante.
Y ahora, como siempre demasiado tarde, sabemos de qué se trata, pero los formales se atrincheran bajo la seriedad virtual de sus trajes y corbatas y no solo quieren que otros les resuelvan el problema sino además resultar, si pueden, victimas inocentes.
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